miércoles, 29 de agosto de 2012

CARTA DE ALICIA ALONSO AL PINTOR AGUSTÍN BEJARANO


Alicia Alonso y Agustín Bejarano ante un cuadro del artista dedicado a la Prima Ballerina Assoluta y Directora del Ballet Nacional de Cuba.

jueves, 9 de agosto de 2012

UNO, DOS, TRES: HIROSHIMA OTRA VEZ


Ernesto Pérez Castillo

Con apenas una bomba, el 9 de agosto de 1945 murieron en Nagasaki 70 000 personas. Esas fueron solo la mitad de las 140 000 que habían muerto tres días antes en Hiroshima.
Cuando cada año la televisión muestra el ceremonial en recuerdo de las víctimas, todo el mundo se conmociona. Y respiramos aliviados: que se sepa, ninguna otra bomba atómica ha sido detonada desde entonces sobre la población civil.
Sin embargo, muy poco después de la masacre norteamericana en Japón, durante la guerra en Vietnam, perdieron la vida 830 000 vietnamitas. Eso son casi cuatro veces el número de muertes registradas entre las dos ciudades niponas.
Y para una cifra reciente, y peor, se puede acudir a la última invasión norteamericana a Irak, donde el conteo de civiles asesinados supera el millón de personas.
Con todo, eso no es nada. Según la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, cada día (¡CADA DÍA!) mueren de hambre y pobreza 25 000 personas en este mundo. Y esa era la cifra de 2004.
Así de terrible: cada tres días se repite, silenciosamente, el genocidio de Nagasaki. Cada diez días 250 mil personas (muchas más que las de Hiroshima y Nagasaki juntas) son asesinadas por el resto que come y olvida, o come y no se interesa, o come y lo ignora.
La cifra de muertes por hambre, en un solo año, equivale al lanzamiento sobre la humanidad de 65 bombas atómicas como la de Hiroshima, o de 130 bombas atómicas como la de Nagasaki. Cada año, año por año.
Pero esos muertos, que son tantos, no tienen jamás un ceremonial solemne, ni nunca los recuerda la televisión.