Los cinco están
presos porque dos y dos son cuatro. Porque el quilo no tiene vuelto. Porque
está brava la mar. Y digo los cinco porque Rene, bien que lo sé, seguirá tan
entre rejas como sus hermanos mientras ellos sigan allá, del otro lado, lejos
muy lejos de donde hace mucho debían estar.
Hoy ya se cuentan
en quince los largos años de prisión y la marea no baja. Un día contado detrás
del otro, con sus noches, sus veranos, sus navidades, sus pascuas y san juanes,
su derecho y su revés.
Presos políticos
son, y peor: prisioneros de guerra, en una guerra descarada y brutal del
poderoso contra el cabeciduro que no quiere entrar por el aro, e insiste en dar
la cara y caminar sobre sus propios pasos.
Así es y así
será.
Más tarde o más
temprano, y más temprano que tarde, habrá de imponerse la razón. Esto es: la
vida.