Ernesto Pérez Castillo
La industria norteamericana del huevo ha aceptado mejorar las condiciones de vida de las gallinas ponedoras, mediante una regulación federal. Wayne Pacelle, presidente de
En concreto, se busca que el Congreso apruebe una legislación que obligue a sustituir las jaulas estrechas por otras que den a las gallinas más espacio, áreas para posarse, rascarse y que se les permita expresar comportamientos naturales. El asunto es ya una realidad jurídica en Arizona, California, Michigan y Ohio.
Quizá, una vez resuelto el gravísimo problema de las gallinas hacinadas, los legisladores puedan hacer algo, aun cuando no sea tan pretencioso, por las quinientas diecisiete mil familias –más de un millón y medio de personas en total– que viven en las calles de los Estados Unidos.
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