Ernesto Pérez Castillo
Entradito está diciembre, y atrás quedaron cuatro meses y cuatro días ya (horas menos, horas más) de que el presidente cubano Raúl Castro declarara: «nos encontramos trabajando para instrumentar la actualización de la política migratoria vigente».
Entretanto, mucho se especula sobre qué resultará de tales actualizaciones, sin nada cierto aun sobre la mesa. En el centro de la alharaca, desde siempre, ha estado el reclamo justo y necesario, sí, sobre el derecho a viajar de los cubanos sin tantos correveidiles, permisos, cartas de invitación, colas, citas, entrevistas, y el no o el sí que el funcionario de inmigración estampará en tu pasaporte.
No obstante, más que al derecho a viajar de los cubanos, sería bueno dedicarle semejante tiempo y esfuerzo a discutir el derecho de los cubanos a quedarse.
¿Qué tal si hablamos del derecho de los cubanos a vivir una vida digna –esto es: una vida vivible–, en el propio suelo que les vio nacer?
En principio, y es obvio, todo el asunto pasa por ahí. Que si tantos cubanos, y sobre todo a partir de los noventa, cruzaron la mar oceana, ha sido en la esperanza –vana a ratos– de darse una vida sin tantas privaciones.
Esas privaciones, que endurecieron hasta lo incontable el día a día de los cubanos, ¿son de verás solo resultado de la apuesta quijotesca a persistir en la tentación del socialismo, a contrapelo de berlines que se desmuraron y moscuces que se desdijeron?
Si el socialismo es tan malo, tan disfuncional, que se le enredan los pieses y cae por su propio peso, ¿por qué entonces sus enemigos no esperan tranquilamente a su muerte natural –como igualmente y a última hora decían acogerse a la solución biológica para un Castro que tanto y tanto se esforzaron en asesinar–, y en cambio soplan y empujan en contra todo lo que pueden?
Hay que conceder que la burocracia no es la madre de todos los males en Cuba. Eso sí, ha sido la gran aliada –a sabiendas o no– de los que malquieren a la Isla. Pero la burocracia, ella sola, sola solita, no es la responsable. Aunque lo quisiera, no puede tanto. La burocracia es esencialmente incapaz.
La tiene muy dura un país que, para comprar una aspirina, debe darle la vuelta a las cuatro esquinas del mundo en ochenta días. La realidad se vuelve estrecha y cuesta arriba cuando no tienes nada, o casi nada –que no es lo mismo sino peor– y esa casi nada la pretendes repartir entre todos, o entre casi todos.
Unos le dicen bloqueo, otros le dicen embargo. La verdad es que se llama hijeputada. Si como dicen, el problema no es el bloqueo, entonces quitar el bloqueo sería una solución.
¿Por qué, señor Obama, no se anima a comprobarlo?
3 comentarios:
Ernesto,
La burocracia se ha convertido en la principal excusa de eso que algunos llaman el bloqueo interno. Y es cierto que la burocracia, dondequiera que exista, es un gran problema, sobre todo si es excesiva, lo cual en una sociedad tan regulada como la cubana, es el caso. Por lo tanto está muy bien que se critique y se haga un esfuerzo por reducirla todo lo que sea posible.
Pero los problemas de la economía cubana, la gran razón por la que tanta gente desea abandonar Cuba, no son causados exclusivamente por la burocracia, sino que un factor más importante son las relaciones de producción que establece el sistema socialista implantado en Cuba, dentro de lo cual entra la burocracia.
Y eso, por supuesto, no es nada nuevo, ni se origina con el Periodo Especial, porque desde que yo tengo uso de razón estoy escuchando lemas que llaman a la Productividad y la Eficiencia, cuando la ayuda soviética llegaba en abundancia.
Una vez la ayuda soviética desapareció y se secó el río el lodo se hizo evidente, con el añadido que se han tardado caso 20 años en tratar de ponerle remedio, algo, que para colmo, se hace a tientas, pues es sumamente peligroso ir a la raíz del problema -ser radical-, que es la forma en que están constituidas las empresas cubanas, quienes las dirigen y el sistema de incentivo al trabajo que existe, algo que ya en los 60 era tema de análisis y discusión en los escritos económicos del Che... O sea que en casi 50 años no se ha resuelto, y como la razón está en el sistema en sí mismo costará mucho trabajo resolverlo.
En el capitalismo está claro que lo que motiva al capitalista es el beneficio, pero para obtener beneficio hay que poner a la gente a trabajar: no hay de otra. En el socialismo a la cubana -el sociolismo- el estatus, el prestigio, las oportunidades, todas esas cosas para las que el capitalista busca hacer más y más dinero, todas esas cosas se obtienen de otra manera -robando, desviando recursos, vagueando y demás-, y es que contrario a lo que creía el Che, la creación de un "hombre nuevo", el sujeto socialista sigue presiguiendo el estatus, el prestigio, las oportunidades, aunque, como es común en Cuba, se trate de conseguirse una, o varias, queridas, no este o mas cual carro, o este o mas cual palacio.
Por supuesto que todo esto crea un círculo vicioso, que se ve agrandado además por el hecho de que en el socialismo a la cubana, si por arriba el estatus se consigue robando, o mintiéndole, por ejemplo, a Fidel, por debajo, a nivel de los trabajadores, todo está garantizado.
Y es importante que esto se diga, se discuta y se solucione porque -repito- era un problema cuando los rusos ayudaban y seguirá siendo un problema cuando no haya Bloqueo... el cual más que un daño es un beneficio, pues obliga a los cubanos a salir adelante sin el Norte, que es la aspiración que siempre tuvimos: ser independientes, tanto política como económicamente. Que no lo hayamos logrado está ligado a lo que expongo en los párrafos anteriores. Así que démosle gracias a los yankis, que no dan nada gratis, y que el día que eliminen el Bloqueo y los créditos fluyan, buscarán su recompensa, como siempre lo hicieron y lo harán, y pongamonos a pinchar, que es lo que se necesita... Creo que Raúl, que siempre ha visto las cosas terrenales con mucha mayor claridad, va en esa dirección. Es una lástima que haya tardado tanto tiempo en llegar.
Sr. Francisco,
Su análisis es muy atinado. Aunque usted expresa un par de ideas relacionadas con Fidel y los supuestos engaños que recibió que no comparto. Igualmente me llama bastante la atención que usted concluye que ahora con Raúl quizás las cosas sean diferentes. Su frase “pongámonos a pinchar, que es lo que se necesita” hace parecer al pueblo cubano como una bola de vagos, cuando en realidad lo que sucede en la Cuba actual es que “Pinchar” no garantiza en lo absoluto recibir un salario digno que permita satisfacer al menos las necesidades humanas básicas del siglo XXI. Esto convierte el problema en un “círculo vicioso”, como usted mismo lo ha definido. Si la verdadera razón de los problemas radica, y vuelvo a citarlo, “en el sistema en si mismo”, creo que nada se resolverá cambiando de presidente, da igual Fidel que Raúl que incluso Lazo o Abel Prieto. Si continuamos aferrados a la economía de comando, a falsos lineamientos socialistas, a la doble moral, a sentir como algo natural la falta de libertades individuales, y a los aberrantes mecanismos que se utilizan en nuestro país para conseguir ese “estatus” que usted también ha mencionado, nada cambiara. Cuba necesita un cambio más profundo, y aclaro algo, sin la participación de los americanos. Cuba lo primero que necesita en un sistema electoral renovado, con elecciones directas y pluripartidismo. Después de eso, estaremos más cerca de que la gente en nuestro país trabaje y obtenga un salario real por sus esfuerzos. Creo que la forma más digna de obtener ese estatus que la mayoría de los humanos deseamos tener es trabajando, pero para eso se necesita un sistema que estimule el trabajo como fuente de beneficios económicos. La variante socialista de ESTATUS A CAMBIO DE LEALTAD POLITICA E IDEOLOGICA es funesta.
Sr. Francisco,
Su análisis es muy atinado. Aunque usted expresa un par de ideas relacionadas con Fidel y los supuestos engaños que recibió que no comparto. Igualmente me llama bastante la atención que usted concluye que ahora con Raúl quizás las cosas sean diferentes. Su frase “pongámonos a pinchar, que es lo que se necesita” hace parecer al pueblo cubano como una bola de vagos, cuando en realidad lo que sucede en la Cuba actual es que “Pinchar” no garantiza en lo absoluto recibir un salario digno que permita satisfacer al menos las necesidades humanas básicas del siglo XXI. Esto convierte el problema en un “círculo vicioso”, como usted mismo lo ha definido. Si la verdadera razón de los problemas radica, y vuelvo a citarlo, “en el sistema en si mismo”, creo que nada se resolverá cambiando de presidente, da igual Fidel que Raúl que incluso Lazo o Abel Prieto. Si continuamos aferrados a la economía de comando, a falsos lineamientos socialistas, a la doble moral, a sentir como algo natural la falta de libertades individuales, y a los aberrantes mecanismos que se utilizan en nuestro país para conseguir ese “estatus” que usted también ha mencionado, nada cambiara. Cuba necesita un cambio más profundo, y aclaro algo, sin la participación de los americanos. Cuba lo primero que necesita en un sistema electoral renovado, con elecciones directas y pluripartidismo. Después de eso, estaremos más cerca de que la gente en nuestro país trabaje y obtenga un salario real por sus esfuerzos. Creo que la forma más digna de obtener ese estatus que la mayoría de los humanos deseamos tener es trabajando, pero para eso se necesita un sistema que estimule el trabajo como fuente de beneficios económicos. La variante socialista de ESTATUS A CAMBIO DE LEALTAD POLITICA E IDEOLOGICA es funesta.
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