miércoles, 23 de julio de 2014

EL ENCAJONAMIENTO DE HOY


 
 
Ernesto Pérez Castillo
 
Hace calor en La Habana, mucho, mucho con demasiado. Más calor hace, y más me recuerdo de niño, frente al televisor en la casa de mis abuelos (entonces ni televisor teníamos en mi casa) mirando el parte del tiempo, en los finales de los setenta, hace apenas treintipocos años. Entonces, cuando el Licenciado Rubiera anunciaba las temperaturas para el día siguiente, si llegaba a la osadía de pronosticar 30 grados de calor, todo el mundo se espantaba, y mi abuela la primera, que de inmediato agitaba más y más su abanico de mano, para refrescarse por adelantado.

Ahora, noche por noche, y todavía muchas veces el eterno Rubiera (que ya es Doctor) nos anuncia 34, 35, 36 grados de temperatura, como si tal cosa, como si con nosotros no fuera…

¿Cómo es posible que nos jodan el mundo, nos lo descuajeringuen, nos lo pongan de vuelta y vuelta ante nuestras narices, y no nos haga pensar, que más que pensar, habría que hacer algo?

Así, con la misma calma con que hoy vemos arder el clima, noche a noche en la televisión, así mismito fueron por sus propios pies, respondiendo a una citación, los judíos a los mataderos nazis de la segunda guerra mundial.

Eso vale para todo. Y es terrible.

Por hoy es suficiente, al menos hasta que el encajonamiento se me pase.

 

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