Por Ernesto Pérez Castillo
El milagro sucedió en 1991, apenas un año después de decretado el período especial: a partir de un extracto purificado de la cera de la caña de azúcar, científicos cubanos lograban un producto único en el mundo al que llamaron Ateromisol, aunque se popularizaría como PPG, útil para reducir los niveles de colesterol en sangre. El PPG muy pronto obtendría la Medalla de Oro de la Oficina Mundial de la Propiedad Intelectual y está registrado en más de 30 países.
Sin embargo, busque usted los nombres de los científicos que lo crearon. Inténtelo en Google y en Yahoo. La tarea será harto difícil, y es más que probable que no logre ningún resultado.
De lo que sí puede usted estar seguro es de que Yoani Sánchez no participo en esas investigaciones. Se lo juro.
Otro tanto le sucederá si trata de conocer a los creadores de la Heberpenta, una vacuna cubana que permite con una sola inyección, proteger a los infantes contra la Difteria, el Tétanos, la Tos Ferina, la Hepatitis B y enfermedades causadas por la bacteria Haemophilus influenzae tipo b. En la isla se le administra a todos los niños de manera gratuita, y fue creada entre el Centro de Ingeniería de Genética y Biotecnología, el Instituto Finlay y el Laboratorio de Reactivos Químicos de la Universidad de La Habana. Esta vacuna, segunda de su tipo en el mundo, logra un nivel de efectividad similar a la fabricada por la transnacional GlaxoSmithKline.
Yoani tampoco tuvo nada pero absolutamente nada que ver en la creación de esta vacuna. Se lo digo en serio, de verdad, puede creerme.
Otro producto cubano "anonimo" es el Heberprot-P, único a nivel mundial para favorecer la cicatrización de complicadas úlceras, como las del "pie diabético", reduciendo el riesgo de amputación a estos pacientes, lo cual repercute en su calidad de vida. Es de imaginar la importancia del Heberprot-P en un planeta donde viven 285 millones de diabéticos.Por supuesto, la Yoani ni se enteró de las muchas horas de trabajo investigativo que el Heberprot-P le costó a sus creadores. Fíjese que no le ha dedicado ni una línea en su blog, ni a los científicos cubanos que lo lograron.
Puedo citar, además, que un gel de Interferón Alfa 2b Humano Recombinante, indicado para lesiones de bajo grado de cerviz, se encuentra en fase III de ensayos clínicos. Y también se encuentra en etapa avanzada de desarrollo una combinación de los interferones Gamma humano recombinante y el Alfa 2b humano recombinante, indicado para cáncer de cerebro.
¿Yoani Sanchez lo sabe? ¿Le ha dicho algo de eso a los miles de lectores que asegura tener en su blog, traducido "voluntaria y gratuitamente" a diecinueve idiomas? ¿Lo ha comentado en alguna de las tantas entrevistas semanales que ofrece, o en los periódicos del mundo que tan amablemente le abren sus páginas?
Si se piensa en que, según la revista médica inglesa The Lancet, casi 500 millones de personas -una de cada 12 de la población mundial- están infectadas de Hepatitis B o C y la mayoría ni siquiera lo sabe, lo cual lleva a la muerte a millón y medio de personas cada año, entonces se podrá aquilatar en su dimensión real lo que representa el que el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología cubano haya obtenido y produzca a gran escala una vacuna recombinante de alta eficacia contra la Hepatitis B, mientras la vacuna terapéutica contra el virus de la Hepatitis C se encuentra en fase II de ensayos clínicos en pacientes crónicos y comienzan estudios para su aplicación de manera profiláctica.
En todo ello Yoani no cuenta sino como posible paciente beneficiado gracias a la ciencia cubana, de manera gratuita, gratuita de verdad, si, no lo quiera dios, enfermase algún día.
Los que sí se han curado, por ejemplo, de Retinosis Pigmentaria, son cinco mil 96 cubanos aquejados de esa enfermedad degenerativa de curso progresivo que daña la retina, tratados por un programa único de su tipo en el mundo, que sistematiza la vigilancia epidemiológica, identifica los grupos de riesgo y efectúa la atención médica continuada. Junto a ellos han recibido la atención médica otros 10 mil 800 pacientes de 98 países.
El creador del nuevo tratamiento para esa enfermedad fue el doctor cubano Orfilio Peláez, eminente y prestigioso científico que, ni en vida ni tras su muerte en 2001, jamás recibió el destaque mediático que se gasta en Yoani Sánchez la gran prensa internacional. Ni nunca le hizo falta.Y mucho antes de 1991 y del boom del PPG, el doctor Carlos Miyares Cao, con solo 29 años, encontró una sustancia que producía un aumento en la pigmentación de los animales. Ese descubrimiento centró su vida por doce años hasta que en 1980 junto a su colega el doctor Manuel Taboas logró hacer llegar a las farmacias cubanas la Melagenina, un medicamento a base de placenta para combatir el vitíligo, enfermedad que consiste en la desaparición de la pigmentación cutánea de ciertas partes de la piel.
Todas estas personas, de nombres más o menos conocidos, o desconocidos del todo, han empeñado sus vidas en darle algo bueno a los cubanos y al mundo, y las más de las veces han sido olímpicamente ignorados fuera de nuestro país.
Entonces, y está es la pregunta de los cien millones: ¿a qué tanta matraca en la prensa de por ahí con la tal Yoani Sánchez, que lo único que ha hecho es decirle al mundo que en Cuba suele escasear el arroz, las sombrillas o los canisteles?
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