jueves, 23 de diciembre de 2010

YOANI SÁNCHEZ Y 200 MIL MANCHAS MÁS

Ernesto Pérez Castillo

El funcionario norteamericano de más alto rango que ha puesto sus patitas en Cuba fue el general William Rufus Shafter, más conocido como “Pecos Bill”, que en 1898 desembarcó con 16 000 soldados para intervenir en la guerra de independencia cubana. Se sabe que ya en tierra se encerró en su cuartel –dizque porque hacia mucho calor–, y se mantuvo fuera de la vista de los combates, lo cual quizá explique por qué sus planes de batalla eran tan simplones.
La verdad es que era tanta su incompetencia que si ganó la guerra ello se debió solo a la evidencia elemental de que los militares españoles estaban desesperados por perderla frente a cualquiera que no fueran los mambises.
Después de él apareció en la isla el general John R. Brooke, el primer gobernador norteamericano, cuyo plan se reducía a convertir lo antes posible a Cuba en territorio norteamericano.
Otro general, Leonard Wood, sustituyó prontamente a Brooke con un nuevo plan: americanizar la isla, sí, pero poquito a poquito. Wood había llegado también en 1898, junto a Pecos Bill, comandando a los Rough Riders (Jinetes Rudos, un antecedente histórico en eso de nombrar las tropas con fanfarronerías, como aquel Escuadrón de los Asesinos, famoso por asesinar en 2003 al periodista Jose Couso en Bagdad, disparándole desde la comodidad de un tanque M1 Abrams con un cañón de 120 milímetros).
Ya en república de cartón que padeció Cuba desde 1902, el funcionario de más alto rango fue Benjamin Sumner Welles, enviado personal de Roosevelt, que llegó a La Habana el 1ro de mayo de 1933 con el mandato de organizar el desastre que el dictador Machado se empeñaba en complicar antes que las cosas se les fueran de las manos (a los americanos, claro está) y la isla quedará en manos de los comunistas.
Welles en 1921 había sido jefe de la División Latinoamericana del Departamento de Estado, y en 1922 fue nombrado Ministro Plenipotenciario, para dirigir las negociaciones que condujeron al fin del gobierno de ocupación en la República Dominicana.
Y lo mejor fue que durante su aventura cubana no descansó ni un segundo, pues se la pasaba de la sala a la cocina y de la cocina al comedor, reuniéndose aquí y allá con cuanto “opositor” al gobierno de Machado prometiera serle útil para alejar a los rojos del poder.
Al término de su misión se regresó a Washington, donde de inmediato fue promovido al cargo de Subsecretario de Estado. Y aquí es donde la cosa se pone buena de verdad, porque alguien con tal alto rango no volvería a ser visto en Cuba sino hasta septiembre de 2009, cuando de pronto la Subsecretaria Adjunta de Estado Bisa Williams apareció en La Habana.
¿Y a dónde fue su señoría Bissa Williams, excelentísima Subsecretaria Adjunta de Estado, de este lado del muro del Malecón? ¿Acaso visitó el círculo infantil Amiguitos de la Electrónica, en Marianao? ¿O el Caballeritos Proletarios, de Centro Habana? ¿O Los Becaditos, en Playa? ¿O el Cederistas del Futuro, en Las Tunas?
Noooo, que vaaaaa… Según consta en el cable emitido por la Sección de Intereses de La Habana (SINA) con fecha del 25 de septiembre del 2009, bajo la clasificación de “Confidencial” y revelado recientemente por Wikileaks, Bissa Williams llegó a La Habana y sin quitarse el polvo del camino o buscar dónde reposar, fue directo al apartamento de doña Yoani Sánchez y allí se sentaron a hablar. Lo que allí se conversó el cable lo reporta así:
«“Una mejora en las relaciones con los Estados Unidos es absolutamente necesaria para que aquí surja la democracia”, le dijo a Williams en su modesto apartamento un(a) pionero(a) de los blogs y una de las personas más influyentes para la revista Times. “Las restricciones sólo nos hacen daño”, añadió. “¿Sabes cuántas cosas más podríamos hacer si utilizáramos el Pay Pal o compramos cosas online con una tarjeta de crédito?”»
Nótese que la cosa es muy secretosa, pues el reporte evita nombrar a Yoani, y en él la podemos identificar solo por el muy sonado y rotundo disparate de la revista Times.
¿Así que de eso hablaron allí? ¿De que la Yoani pretende tumbar a la revolución comprando la pacotilla online? ¿En qué quedamos? ¿Para qué ella quiere que le autoricen a usar el Pay Pal, si lleva años cayéndose de espaldas jurando y perjurando a los cuatro vientos que en Cuba ni ella ni nadie tiene acceso a Internet? ¿Tiene o no tiene Yoani acceso a Internet?
Pero ese no es el pollo de este arroz con mango, que no por gusto toda la enumeración con que lo comencé. Y es que salta a la vista que todos los altos cargos del gobierno norteamericano que por aquí pasaron lo hicieron con un único y siempre el mismo objetivo: enderezar las cosas, acercar su caldero a la brasa, prometer villas y castillas, y garantizar su control sobre esta isla. Para ello se reunían con los correveidiles a sueldo de ocasión, y para eso mismo se reunió ahora con Yoani la compañera Bissa, con la excepción de que antes los tenían que ir a visitar a ellos a la embajada pero ahora, para evitarle esa achicharrada a la blodeguera, la poderosísima Subsecretaria Adjunta de Estado accedió a personarse en el apartamento de Yoani.
Y por muy mujercitas que sean las dos, que no se salgan ahora con el cuento de que la conversada era sobre dónde practicar mejor el shoping… y menos cuando en un ataquito de indisciplina el blog Desde La Habana, bajo el título de “Los americanos son unos hipócritas” y sobre la distribución de los 15 millones que en 2009 el gobierno de Obama envió a sus mercenarios en Cuba, reveló que se le entregaron a: “Yoani Sánchez (125 mil dólares, para Internet Dissidence); Reinaldo Escobar (75 mil dólares, para Internet Support)”.
O sea, que antes de la visita de Bissa, a ese apartamento entraron 200 000 dólares libres de polvo y paja. Es obvio que la Subsecretaria los visitó para ver qué rayos estaban haciendo con el billete, y para darles de su propia mano el plan de trabajo para el año fiscal.

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