Ernesto Pérez Castillo
Ayer, mientras los fascistas en Quito aterrorizaban a los ecuatorianos, desde La Habana la oportunista Yoani Sánchez no perdía el tiempo y se les aliaba, en el intento de aterrorizar, a su vez, a los cubanos.
Los policías amotinados –los títeres de cuyos hilos tiraban desde lejos, tan lejos hacia el norte como se pueda suponer, los hijos de puta de siempre– tenían secuestrado al presidente y le amenazaban de muerte –en un video se puede escuchar a uno de los policías gritar: “de aquí lo sacan muerto, carajo”– y entonces aparece Yoani en Twitter, y no para denunciar el golpe de estado en curso ni para llamar a la resistencia pacífica, ni mucho menos para solidarizarse con el pueblo al que intentaban arrebatar la democracia conquistada en las urnas.
No. La blodeguera, que llevaba largo tiempo desaparecida de la red tras su descalabro canadiense, se hizo presente solo para mentir y azuzar el miedo entre la familia cubana. Estas fueron sus palabras: “Noticiero de tv cubana no informa q pasa de veras en ecuador ni situación d miles d cubanos allí: preocupación familiar en #cuba”.
Toca preguntarse, si el noticiero no estaba dando la noticia, ¿entonces cómo rayos se enteró Yoani, que se cae de espaldas jurando y perjurando que ella padece de ceguera total y absoluta de Internet?
Hay que detenerse un segundo en su afirmación de que el noticiero no estaba informando lo “q pasa de veras en ecuador”… De ahí se desprende que, según Yoani, si el noticiero denunciaba que estaba en curso un golpe de estado, entonces eso era mentira, lo cual convierte a Yoani, de facto, en otra golpista más.
Otra punta que se le puede sacar de su repentino twitteo es la referencia a “miles de cubanos allí”.¿Cómo? ¿Es que hay cubanos en Ecuador? O sea, ¿hay cubanos fuera de Cuba? ¿Acaso no afirma Yoani que esta isla es una cárcel de la que nadie puede salir?
Por cierto, entre esos “miles de cubanos allí”, la Yoani jamás ha mencionado –ni jamás se le ocurrirá mencionar– a los tantos especialistas de la salud de Cuba que recorren todos los rincones de Ecuador, en la Misión Manuela Espejo, noble empeño por realizar un levantamiento genético de la población, pesquisando sus enfermedades, riesgos, y posibles tratamientos, soluciones y ayudas sociales.
Nada de eso pasó por la mente de la pacífica practicante de yoga y criadora de pecesitos de La Habana. No, a Yoani solo se le ocurrió atemorizar a las familias de esos internacionalistas.
Pero en este país, nadie come miedo.
Ni siquiera Yoani, que ella lo que come ya se sabe qué es.
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