martes, 25 de mayo de 2010

Yoani Sánchez, los euros y la egolatría

Por Ernesto Pérez Castillo

A nuestra blodeguera insignia los asuntos de peluquería se le dan mal, tanto como mal se le da la redacción de un pobre párrafo. Ella, que perdió cinco años en la facultad de filología, es incapaz de sostener la coherencia por más de cuatro líneas seguidas.
En un post reciente afirma: “La liturgia de peinarme me aplaca la ansiedad y al final mi cabeza está en orden”, pero apenas dos líneas después –no dos párrafos ni dos cuartillas, que a tanto ella nunca se ha atrevido, sino solo dos líneas después– se contradice: “pensé que el ritual de desenredarme las greñas y reducirlas a una delgada trenza lograría quitarme la agitación, pero no ha funcionado”.
¿Y por qué tamaña ansiedad y agitación en Yoani? Pues ni más ni menos que porque la mencionaron en la Mesa Redonda, que ella califica como “el espacio más oficialista” de la televisión. Por más que según ella el programa es “aburrido”, de inmediato los “amigos me llamaron alarmados”.
También según ella, sus vecinos: “corriendo detrás del evasivo arroz, no habían tenido tiempo –ni ganas– para mirar tan tedioso montaje televisivo”. De ello se desprende que los “amigos” de Yoani, que la llamaron “alarmados”, sí que tienen arroz, y ya sin otra preocupación a la vista, disfrutan de sus horas de ocio mirando la Mesa Redonda. ¡Cuánta envidia que me dan!
Y, ¿cuál es el pollo de este arroz con pollo? –nótese que pregunto por el pollo, y no por el arroz, pues ya Yoani ha informado a los cubanos y al mundo que en la Isla no hay arroz, información importantísima de la que está sediento el universo entero y que solo Yoani es capaz de proveer, proveer de la noticia digo, que no del arroz.
Pues nada, sucedió que en la Mesa Redonda Internacional de Telesur del 27 de abril –que Yoani y sus amiguitos solo han visto en una tardía retransmisión–, el español José Manzaneda, director de Cubainformación, preguntado sobre los modos en que los grandes medios intentan formar líderes de opinión contrarios a Cuba y Venezuela, dijo: “ahí tenemos el caso de algunos nombres bien conocidos, como es el caso de Yoani Sánchez y otros”, y hasta ahí las clases, pues a partir de ese punto Manzaneda, que ni siquiera es un periodista cubano, se olvidó de ella y se dedicó a hablar del Grupo Prisa y su estrategia anticubana, y a la blodeguera no la volvió a mencionar.
Pero eso fue suficiente para que los amigos de Yoanis, según ella, le telefonearan “temiendo que mi casa ya estuviera llena de esos hombres que hurgan debajo de los colchones y detrás de los cuadros”.
Yo, que no estudié filología ni media hora, hubiera escrito: “hurgan bajo los colchones y tras los cuadros”, con lo cual me ahorraría cuatro “de”, y lograría con ello una redacción menos cacofónica, aunque ni así salvaría esa línea de ser reiterativa en cuanto a las mediocres ideas que Yoani repite tanto, de tanto atenerse al pobre guión que le han dictado, uno y el mismo desde antes del 1984 de Orwell.
El caso es que eso, la sola mención de su nombre –sin adjetivos descalificatorios, que no los hubo– equivale a un “fusilamiento mediático”, según su paranoico modo de ver las cosas.
Lo cierto es que ni la han fusilado, ni los tipos de gris llamaron a la puerta de su apartamento, cosa que la pone muy mal y la deja muy mal parada, pero parada al fin y al cabo, pues bien que le vendría, por una sola vez siquiera, alguna acción en su contra con la cual sostener su fachada de perseguida, de acosada, fachada que se cae a pedazos.
Y bueno, como nada de eso ocurre, entonces el hecho de que su nombre aparezca, cosa rara, en la televisión, ella lo magnifica al extremo de convertirlo en una “lapidación pública que consiste en llenar de improperios a quien tiene ideas críticas, sin permitirle unos minutos de derecho a réplica.”
Para Yoani, el que Manzaneda dijera que el nombre la blodeguera es “bien conocido”, equivale a llenarla de improperios. Y encima ella reclama “unos minutos de derecho a réplica”, como si no dispusiera a su antojo de su página personal en la web, que siguiendo sus afirmaciones, recibe millones de visitas diarias, y encima sus amiguitos del más allá le traducen a la friolera de diecinueve idiomas si se suma el persa, que fue el último “regalo” que le hicieron y ella anunció a bombos y platillos.
Curioso es que el programa iba de la ciberguerra, el ciberterrorismo y los grandes medios que controlan el flujo de información en el mundo, y la Yoani, en su egolatría, asumió que por tanto se estaba hablando de ella, pero ese, como ya tuvo a bien aclararle alguien en estos días, es su maletín, pues como dice el refrán, “a quien le sirva el sayo, que se lo ponga”.
La verdad es que no se hablaba de ella, apenas se le mencionó de pasada, como ejemplo de los peones que se gastan los que apuestan por la mentira como arma de desinformación. Pero ella es incapaz de abrir los ojos a la verdad y reconocer que no es más que un simple y desechable caballito de batalla, como otros tantos que en el mundo han sido.
Para colmo, para ilustrar su texto no se le ocurre algo peor que el trofeo que le han mandado por su Premio Perfil –no hay que olvidar que hasta que fue develada la barbaridad, Yoani recibía un premio cada veintiocho días–, que consiste, ni más ni menos que en la efigie del símbolo monetario de los euros, la moneda en que le pagan sus embarres.

2 comentarios:

salomon dijo...

hijo mio das asco y pena a la misma vez,pero bueno que se puede esperar de alguno como tu que le permiten escribir a favor de la descojonacion total que es en lo que han convertido a nuestra otrora nacion los descendientes de Angel el cuatrero en jefe de
Biran

Islas dijo...

Te duele,te duele...Qué es lo que te duele exactamente?