Ernesto Pérez Castillo
Muchos años ha, cuando terminé de leer Antes que anochezca –¿novela, memorias? de Reinaldo Arenas– me quedó un sabor extraño que tardé poco en concientizar, y es la evidencia de lo que luego identifiqué como un patrón que se repite: cuando el autor cuenta su estancia en prisión, narra abusos cometidos contra otros detenidos, pero no testimonia ni un solo golpe recibido por él, con lo que deja sospechosamente abierta la duda de si él fue abusado o no, afectando con ello la veracidad de todo lo narrado.¿Por qué ese olvido?¿Por qué, si se trata de sus “memorias”, olvida dejar en blanco y negro las “torturas” a las que dice haber sido sometido?Ese patrón se repite, curiosamente, una y otra vez. Recientemente, Ernesto Hernández Bushto, en el blog que le financia Bush, ha colgado un video con el “testimonio” de Dania Virgen García tras su breve estancia en una prisión, y sucede lo mismo. Virgen cuenta lo que “vio”, lo que “sucede” a las otras presas, pero nuevamente falta en sus palabras la narración de algún abuso cometido contra ella.Ahora, Yoani Sánchez hace otro tanto. Acaba de hacer pública una grabación de audio, con la que intenta demostrar que fue sometida a abusos por la policía. La grabación está subtitulada, y los subtítulos recogen no solo la transcripción de las palabras que se escuchan, sino que contiene acotaciones sobre los hechos que supuestamente suceden, para que se pueda “ver” lo que no se ve.Lo raro es que no se escuchan golpes, y aunque en las acotaciones de los subtítulos afirma que es golpeada, su voz –que nunca se calla– no denuncia el estar recibiendo golpes, ni lanza ninguna queja de dolor. También, en esas acotaciones añadidas a posteriori, narra que fue lanzada al suelo, pero en la grabación su voz nunca refiere la caída. Siempre según los subtítulos, afirma que una vez en el suelo fue pateada, pero tampoco hay quejas de dolor por esas patadas en lo registrado por la grabación, ni su voz refiere jamás que estuviera en el suelo o que allí fuera golpeada.De hecho, en la grabación se le escucha decir, con voz serena, muy calmada –todo lo contrario de lo que se esperaría de alguien tirado en el suelo, recibiendo una pateadura: “Estoy aquí en contra de mi voluntad”, mientras en los subtítulos transcribe ese texto y añade: “digo tirada en el piso mientras recibo varios puntapiés para que me pare”.¿Es que acaso, alguien que recibe una pateadura, indefenso y tirado en el suelo, no grita de dolor, no se queja, no refiere en sus palabras que está siendo golpeado, no pide a gritos que cesen los golpes, no llora, no solloza, no nada de nada?Para decir poco, eso es inverosímil.Otro punto interesante en el subtitulaje de Yoani son las aclaraciones que hace sobre varias frases y dicharachos del habla popular que se escuchan en la grabación. ¿Cuál es la intención de esas aclaraciones? Visto que esas frases son de uso muy común en Cuba, se desprende que no es para los cubanos que ella las “aclara”, sino que en esas aclaraciones son para un público más allá de nuestra isla, que a ella los cubanos le importan un comino. Tanto como a los cubanos les interesa ella.Además, sus traducciones del habla popular son malas, por incompletas. Cuando una voz le dice, ante su insoportable palabrería: “deja la muela bizca esa”, Yoani, en sus subtítulos pone: “en lenguaje muy vulgar significa cállate”, y no es así. Esa voz, debió traducirse por: “no seas tan aburrida”, o “no digas más sandeces”. El punto no es hacer callar, sino señalar el sinsentido de lo que el otro habla.Vale así mismo preguntarse los por qué de tan pero tan retardada publicación de la supuesta evidencia del supuesto atropello, ocurrido meses atrás… Según se sabe, las denuncias se hacen al momento, como suele suceder en YouTube, donde al instante son colgadas las grabaciones que la gente hace de aquello que les interese sacar a la luz.¿Es que Yoani había recibido de antemano el soplo del homenaje a los “demócratas” cubanos que se improvisó Aznar en Madrid, y guardaba su súper arma secreta para tan especial ocasión, en medio de la de Cumbre América Latina, El Caribe y la Unión Europea?Además, ¿por qué no acompaña su grabación con un certificado de lesiones que acredite los muchos moretones, los cardenales, las heridas abiertas que tan tamaña pateadura en el suelo le debió producir? ¿Por qué no presenta las fotos que evidencien las huellas en su cuerpo del abuso policial?, fotos que afirma tener, y que ha declarado conservar para el momento del ajuste de cuentas final, cuando la revolución se venga abajo.Pero con Yoani las cosas no funcionan así. Ella dice tener moretones, pero la prensa internacional –su gran aliada que la consiente siempre– no consigue convencerla de dejarse fotografiar las magulladuras, y ni siquiera se las deja ver. Ella dice tener fotos, pero a nadie se las enseña. Ella promete publicar un archivo de audio que testimonia los abusos, y lo más grave que ese audio muestra es que le piden, en cubano, que no hable más cáscara de piña.Entonces, ¿de qué sirve esta grabación que Yoani Sánchez ha hecho pública, y que El Nuevo Herald muy prontamente ha divulgado? Sirve, y es muy útil, como evidencia de primera mano, otra vez, de que Yoani Sánchez miente a mansalva y manipula nuestra realidad.
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