Ernesto Pérez Castillo
Ernesto Hernández Bushto es un pícaro, pero además es un pícaro consentido. Por razones misteriosas y nunca expuestas mantiene hace días cerrado su blog –www.penultimosdias.com– y mientras tanto le toma el pelo a El País dándole agua por limonada al entregarle como nuevo un artículo (Los límites de la ciberdisidencia) que no es otra cosa que un auto refrito de su propio discurso de meses atrás ante el auditorium del Instituto Bush.
Algo pasó allí, en la lejana Texas, pues el caso es que al regresar de allá, Bushto prometió en blanco y negro contar lo sucedió, en una crónica según él: “concebida en tres partes, que espero concluir la próxima semana, me gustaría contar muchas de las cosas que allí sucedieron” pero que a la vuelta de varias semanas se ha visto que, también por extrañas razones, nunca terminó de redactar.
Escribió y publicó la primera, en que no hablaba de nada, y escribió y publicó la segunda, en la que dijo menos que en la anterior. Quien las haya leído –lo cual ya es imposible, tras el cierre voluntario de su blog– podrá ver que allí apenas comenta cuántas cervezas –y con quién– se bebió en sus dulces días texanos.
Y no solo él guardó recatado silencio sobre aquel evento, pues la “gran prensa” –El País incluido– no se gastó ni media pulgada de papel en reseñar el suceso, ni mucho menos en sacar a la luz una sola de las torpezas improvisadas allí.
Ahora, a tanto tiempo de tener sedientos a sus seguidores, se cuela en las páginas de opinión de El País, no para decir algo nuevo, sino para repetir más de lo mismo, lo mismitico que antes soltó en inglés –al parecer sin eco alguno– y esto es importante pues sale de su puño y letra: la ciberdisidencia tiene perdida la batalla en la red.
De todas maneras, Bushto es un hombre con fe, lo que pasa es que la suya es una fe a contracorriente. Mientras él se desgañita a los cuatro vientos alertando que la Internet, Twitter, Facebook y en general las ciber redes sociales todas no sirven para nada –en sus palabras: “ninguno de esos movimientos ha conseguido derrocar a régimen alguno”–, de todas maneras la USAID acaba de liberar un montonzón de millones precisamente, y a contrapelo de lo que Bushto plantea, para oxigenar y sostener a sus ciber mercenarios en Cuba.
Hernández Bushto, en todo caso, tiene muy clara la tarea. Según él: “hay que volver a los viejos métodos del disidente tradicional: hacer huelgas, salir a las calles”. Pero OJO, que él está muy muy muy lejos de nuestras calles, en la tranquilidad de Barcelona, y es desde esa paz –como buen capitán araña– que Bushto ordena a los otros salir a las avenida a jugarse el pellejo.
Que nadie se ilusione pensando que Ernestico tomará un avión y desembarcará en La Habana dispuesto a tumbar por la fuerza al gobierno cubano. Qué va… que él es un jugador que jamás arriesga nada en sus apuestas, que para eso él también tiene su solución. No hay que olvidar que el 30 de agosto de 2008, en su blog, Bushto publicó uno de sus desatinos, titulado “¿Victoria?” –http://www.penultimosdias.com/2008/08/30/%C2%BFvictoria/–, ?”– donde aventuraba con entusiasmo sin par: “Mi opinión más íntima sobre la situación cubana es que una intervención militar de EE UU sería la manera más rápida y productiva de acabar con el castrismo.”
Nótese que igualmente en esa propuesta Bushto no arriesga nada, salvo su vergüenza, tan verde –como los dólares que lo sostienen– que hace rato se la comió un chivo.
Por lo pronto, lo único que queda claro en todo esto es que Bushto conserva todavía un ápice de coherencia y cumple su valiente llamado a la huelga –ahora que las huelgas están de moda– y por eso ha emprendido su propia huelguita, cerrando su blog.
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1 comentario:
Este fragmento de tu texto que cito a continuación motiva dos reflexiones interesantes.
"Hernández Bushto, en todo caso, tiene muy clara la tarea. Según él: “hay que volver a los viejos métodos del disidente tradicional: hacer huelgas, salir a las calles”. Pero OJO, que él está muy muy muy lejos de nuestras calles, en la tranquilidad de Barcelona, y es desde esa paz –como buen capitán araña– que Bushto ordena a los otros salir a las avenida a jugarse el pellejo".
Cuando implícitamente estableces una relación contrastante entre“nuestras calles”, es decir las calles de Cuba,y la tranquilidad y paz de Barcelona, podemos inferir que sientes un clima de intranquilidad en nuestro país, lo cual jamás mencionan los órganos de prensa oficiales y oficialistas. Por otra parte, hacer huelgas y marchar por las calles pacíficamente demandando cambios políticos es un derecho de cualquier ciudadano en el mundo. Ninguna de estas acciones debería implicar peligro o represión alguna. Ya sabemos que en Cuba no se respeta ninguno de estos derechos, por esa razón TU MISMO usas la atinada frase “jugarse el pellejo”, para en buen cubano, describir el grave riesgo que corre cualquier paisano que intente aventurarse en estos menesteres.
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